21 de noviembre de 2024

Gustavo Santaolalla colabora con el proyecto ‘Inteligencia Musical’ de la Escuela Universitaria de Artes TAI

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El compositor del videojuego The Last of Us y ganador de 2 Óscar por Brokeback Mountain y Babel, Gustavo Santaolalla, impartió el pasado 29 de junio un taller en la Escuela Universitaria de Artes TAI, con el que impulsa el proyecto de investigación “Inteligencia Musical del centro formativo en Artes, presentado hoy. Se trata de una base de sonidos colaborativa y con fines no lucrativos, con el propósito de recuperar, conservar y dar una nueva vida a instrumentos y sonidos perdidos o en riesgo de extinción a través de la tecnología y la innovación. 

En el taller Santaolalla ha analizado creaciones originales de los alumnos, enriquecidas con esos sonidos e instrumentos en peligro de desaparición, a los que se da un nuevo uso gracias a la experimentación y la tecnologíaLa utilización de instrumentos prehispánicos, africanos y europeos han imprimido un estilo muy propio en las composiciones, que rezuma personalidad y raíces, pero también innovación y vanguardia, gracias al empleo de la tecnología, pero guiada por el pensamiento creativo humano. 

Es un estilo creativo que el propio Santaolalla defiende con el punteo de su ronroco, instrumento de origen boliviano que ha utilizado en la composición de la banda sonora del célebre videojuego. Entre esos instrumentos empleados en el taller se encuentran la ocarina jaguar empleada por los mayas; la vasija silbadora búho de agua, utilizada por las culturas nazca, vicus y mochica; la flauta sin agujeros pincullo, empleada por los indígenas amazónicos; el krin, conocido como el «primer teléfono» porque permitía establecer comunicación con él a varios kilómetros de distancia, y empleado en Oceanía y África, y otros de origen europeo como el rabel, el violín de los pastores trashumantes de España.

Santaolalla ha asegurado sentirse “identificado con el proyecto”. “Me gusta reivindicar el empleo de diferentes instrumentos y sonidos para obtener una música diferente, no convencional. Por eso me interesa la recuperación de sonidos e instrumentos perdidos y el empleo de la tecnología con un fin diferenciador, alejado de producciones que suenen a copia. Este proyecto es una herramienta al servicio de la creatividad”, ha dicho.

“Queremos sacar de las vitrinas y museos esos sonidos olvidados y ponerlos a disposición de todos”, ha declarado Daniel Batán, Director del Área de Música de la Escuela Universitaria de Artes TAI. “El proyecto de investigación ‘Inteligencia Musical’ posibilita una creación diferenciadora, que conjuga raíces e innovación, y que contribuye a un cambio de paradigma en la creación musical actual, y fomenta la creatividad con un factor distintivo”, ha explicado.

Inteligencia Musical

La base de sonidos del proyecto de innovación e investigación “Inteligencia Musical”, en la que ya están aislados y recogidos algunos de los sonidos empleados en el taller, es una iniciativa con un fin aspiracional de índole cultural, social, antropológico y creativo. Persigue dejar un legado artístico sonoro, gracias a la recuperación y conservación de sonidos antiguos -y nuevos-, tanto musicales como cotidianos, gracias al empleo de la tecnología. 

En el repositorio de sonidos se encuentra reseñado el propio instrumento, el sonido que produce  de forma aislada y la aplicación o nuevo uso dentro de una pieza musical o composición, es decir un ejemplo de su utilización después de haber pasado por la pátina de la creatividad y la innovación. También se recoge la atribución de autoría.

¿Por qué recoger estos sonidos?

Existen centenares de instrumentos musicales en riesgo de extinción, que construyen nuestra identidad y raíces. La UNESCO reconoce esta problemática desde 1981, cuando lanzó una guía para registrarlos con el fin de contribuir a su preservación y en su Convención sobre Patrimonio Inmaterial de 2003 incluye los instrumentos en peligro de desaparición como parte de ese patrimonio a conservar. Perderlos solo los convertirá en sonidos olvidados y, con ellos, se borrará también parte de nuestra esencia, de nuestra historia. Sin embargo, registrar su sonitus permitiría que perduren en la memoria auditiva e histórica de la sociedad. “Inteligencia Musical” quiere traerlos, actualizarlos, darles nueva vida.
Además, contribuir con originalidad y nuevos elementos introduce una herramienta innovadora en la música actual, que tiende a sonar cada vez más parecida según un estudio del CSIC, que analizó medio millón de canciones del último siglo. La tecnología, en este proceso, está contribuyendo a que se homogenice. Sin embargo, la IA correctamente empleada puede enriquecer las posibilidades de este arte y permite un contexto de oportunidad para composiciones alternativas y para artistas que exploran su autenticidad.